Es imposible negar que el nuevo Kinect es un periférico realmente avanzado con funciones y capacidades muy interesantes que ha despertado mucho interés, pero también cierta controversia, ya que dentro de sus posibilidades se incluyen características que pueden afectar a la privacidad de los usuarios.
Microsoft es consciente de la preocupación que sienten los usuarios, sobre todo por la duda de qué pasará con los datos e informaciones que recojan Xbox One y Kinect. Por ello, el gigante de Redmond ha actualizado y publicado su política de privacidad, en un intento de despejar dudas y aclarar incógnitas.
La lista es bastante extensa, pero os resumimos los puntos más importantes:
Podemos apagar Kinect en cualquier momento.
Kinect puede obtener información biométrica al usar algunas aplicaciones, como por ejemplo los movimientos de nuestro esqueleto, pero nosotros podemos gestionarla en cualquier momento y decidir si se comparte o no.
La información de reconocimiento facial se almacena en forma de códigos numéricos, lo que impide que la misma se pueda asociar a una persona concreta.
Microsoft podrá compartir datos de los usuarios con compañías subcontradas que le presten servicios o trabajen para ella. Dichas compañías serán sometidas a acuerdos de confidencialidad.
Microsoft podrá compartir los datos de sus usuarios en cumplimiento de la ley o de procedimientos legales, incluidas las peticiones gubernamentales o de autoridades.
No cederán datos personales a terceros sin nuestro consentimiento.
Xbox One no escucha las llamadas de Skype, aunque esta aplicación y otras tienen o pueden tener sus propias condiciones de uso.
Microsoft almacenará datos relativos a la realización de pago, datos bancarios por ejemplo, con la finalidad de prevenir y evitar fraudes.
Como vemos la lista es bastante sencilla y fácil de entender, aunque tras el grave escándalo y las ampollas que ha generado PRISM el punto cinco debería ser algo más concreto, sobre todo en lo de “peticiones gubernamentales”.
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